lunes, 26 de marzo de 2007

Educar al Corazon y la Felicidad

Se debe hacer del corazón un órgano consciente e inteligente a fin de que dé cabida solamente a sentimientos superiores.

A fin de lograr la serenidad anímica se deben evitar los extremos, o sea, la alegría desenfrenada y la tristeza exagerada. Una actitud de calma, paz y tranquilidad debe imperar como sentimiento dominante.

Se deben cultivar el aplomo, el valor y la sangre fría hasta llegar a fortalecer el corazón para que nada pueda herirlo o alterarlo. Solamente con plena conciencia permitirle desbordes de amor o alegría.

Para realizar esto, se debe meditar frecuentemente en el corazón concentrando fuertemente el pensamiento en él y pensando que allí reina la serenidad total y completa.

Respirar profundo, relajarse, visualizarnos, visualizar nuestro corazon, meditar sobre él, establecer un diálogo entre nuestra parte Divina y Animal, Ser el Corazón... transmitirle nuestra energía conciencia, y así, reeducarlo.